lunes, 22 de septiembre de 2014

Montaña. Pasando una noche por el Ganeko.


Montaña, donde ir en compañía siembre deja buen sabor de boca.



Aun cuando mil valles invitan a tomar caminos distintos.




Y siempre hay momentos íntimos donde refugiarnos.




O lugares donde sentirse bien por las alturas.




Realizando confesiones a esas montañas que parecen escucharnos.



El día se acaba.




Momento para sentirse a gusto consigo mismo.




En el valle, la gente es privada de otras vistas. Su propia luz les ciega.




En nuestro refugio, nuestra luz incapaz de competir con otras mayores. Y poco hace en la noche cerrada.




Pero el circulo siempre se cierra.




Y los Grandes se hacen notar antes de que el Poderoso  tome su dominio.




Ganando poco a poco el lugar a las tinieblas.




Solo unos pocos osan mirarle a la cara.




Y aun en grupo...





El Sol siempre nos hace saber que la vida sigue.






Saludos repechines.